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APRENDER DE LOS DEMÁS

Leemos

Mateo 18:1

Desarrollo

El capítulo 18 del libro de Mateo nos abre una nueva sección en donde la principal temática gira alrededor de las características personales que deben tener los ciudadanos del reino de Dios.

Los temas que Mateo toca aquí están relacionados principalmente con el carácter, por ejemplo, “nos habla de la humildad, la sencillez, la capacidad de perdonar, el no poner tropiezo, entre otras cosas”.

Después de los acontecimientos ocurridos en el capítulo 17 los evangelios sinópticos continúan el relato de los eventos que se dieron a lugar durante el viaje de Jesús a Jerusalén donde habría de padecer por los pecados de todos.

En estos versículos vemos la discusión que los discípulos tenían en cuanto a quien era la mayor de todos ellos, pero nuestro Señor Jesucristo está a punto de enseñarles cual es la verdadera condición para ser grandes en el reino de los cielos. (Mateo 18:1)

 

El capítulo comienza mostrándonos una discusión que existían entre los discípulos de Jesús en cuanto a quien era el mayor de ellos:

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” Como podemos ver los celos y deseos de ser el número uno se habían apoderado de ellos, ya que en lo interior de su ser querían sobresalir como el número uno del Señor Jesús.

 

Quizás los celos se habían despertado porque ellos vieron que durante la transfiguración, Jesús tomo solo a tres de ellos para que subiesen al monte con Él, y a lo mejor estos habían estado alardeando de su cercanía con Jesús, o quizás habían sentido celos de que los cobradores de los tributos se acercaran a Pedro como si él fuera el líder del grupo, en fin, pudieron existir muchas razones pero lo cierto es que entre ellos existían esas discusiones en cuanto a quien era el mayor de ellos, y de hecho, esta no fue la primera y última vez que esto pasaba.

 

Más adelante Jacobo y Juan se atreven a usar a su madre para pedirle a Jesús los puestos de preeminencia pero nuestro Señor les hace ver que la verdadera grandeza está en servir a los demás. (Mateo 20:20-23; Marcos 10:35-45)

Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: (Mateo 20:_25-28)

Conociendo las divisiones que existían entre sus discípulos nuestro Señor Jesús oro por su unidad en el huerto de Getsemaní (Juan 17:20-21).

Por tanto, no es de extrañarse que los discípulos estuviera en esa ocasión discutiendo entre ellos acerca de quién era el mayor; pero nuestro Señor que todo lo sabe conocía sus discusiones.

 

El Apóstol Marcos en su libro nos añade el hecho de que Jesús ya conocía en su omnisciencia la razón sus discusiones, sin embargo, nadie se atrevió a aceptarlo. (Marcos 9:33-37).

Si consideramos el texto de Marcos el Señor les enseña que la verdadera grandeza en el reino de Dios radica en el servicio a los demás. Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Ahora bien, Mateo nos dice que para ejemplificar mejor su discurso tomo a un niño y poniéndolo en medio de ellos les dijo que si querían llegar a ser grandes en el reino de los cielos tenían de volverse como un niño.

 

Algunos han llegado a especular acerca de quién era el niño que Jesús tomo, algunos dicen que era Ignacio, el hombre que se convirtió en el discípulo de Pedro y más tarde fue obispo de Antioquia, uno de los padres de la iglesia primitiva, otros opinan que fue el hijo de Pedro; no obstante, todas estas son especulaciones, sin evidencia bíblica; pero lo que si es cierto es que nuestro Señor tomo a un niño para decirnos que la verdadera grandeza en el reino de Dios radica en volvernos como un niño.

Mateo nos ofrece tres condiciones que todo ciudadano del reino de Dios debe cumplir.

La primera condición

Es volverse como un niño inocente para entrar en el reino de Dios (Mateo 18:3-5).

Quizás la principal característica de un niño es su inocencia en cuanto a creer todo lo que se le dice, y esta característica es sumamente importante porque si alguien en su altivez no la tiene jamás creerá al evangelio. Muchas personas hoy en día no creen al evangelio por sus prejuicios, ya sean religiosos o de carácter personal, están a acostumbrados a ver las cosas a su manera y cuando se les presenta el mensaje del evangelio lo rechazan porque no están dispuestos a renunciar a sus creencias.

Para poder entrar al reino de Dios es necesario creer y si no nos volvemos como unos niños crédulo, jamás veremos a Dios (Hebreos 11:6).

La segunda condición

Es volverse humilde como un niño para ser mayor en el reino de los cielos: Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. La humildad es una característica importante que debe destacar en los ciudadanos del reino de Dios, ya que ningún altivo agrada al Señor: (Salmo 138:6).

Un niño no tiene nada de que jactarse, en su inocencia es sincero en todas sus intenciones, y por ello Jesús nos dice que a menos que renunciemos a todos nuestros deseos de superioridad y orgullo, y nos volvamos humilde y sencillo como un niño, jamás alcanzaremos la grandeza en el reino de los cielos.

La tercera condición

Es que si no recibimos a un niño en su nombre, jamás lo recibiremos a Él: Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. En el tiempo de Jesús tanto las mujeres y los niños eran menospreciados por la sociedad y no les daban el verdadero valor que merecían como seres humanos.

Por eso en cierta ocasión cuando los niños buscaban a Jesús sus discípulos los ahuyentaban porque era impropio que los niños molestaran a los hombres adultos y especialmente a los rabino; pero el Señor reprendió a los discípulos porque vio la necesidad que estos también tiene de Dios (Mateo 19:13-15).

Como cristianos no solo debemos preocuparnos porque el mensaje del evangelio llegue a los adultos, sino también a los niños, ya que también ellos necesitan ser salvos por medio de la fe en Jesús y la mejor manera de hacerlo es no impidiéndoles que se acerquen al Señor. De esta forma el Señor nos enseña que la verdadera grandeza en el reino de los cielos radica en volvernos como un niño, convertirnos en personas crédulas a su evangelio, humildes y sencillos, sin avaricia y con todo el deseo de estar a su lado.

Reflexiono y Respondo

1. ¿Qué tipo de corazón quiere Dios que nosotros tengamos?

2. ¿Qué cualidades de los niños tenemos que imitar?

Leemos

1 Tesalonicenses 5:12-14

Desarrollo

La palabra presidir o dirigir traduce el verbo PROISTEMI, “estar de pie ante” y, de ahí, conducir, dirigir, ocuparse en, se traduce “presidir” con referencia a la iglesia.(Romanos 12:8; 1 Tesalonicenses 5:12)

Este verbo se encuentra en (1 Timoteo 3:4), “gobierne bien su casa”; (1 Timoteo  5:17), “los ancianos que gobiernan bien” (Romanos 12:8), “el que preside”) en el Señor, y os amonestan, Lucas dice (Hechos 14:23) que en el segundo viaje Pablo y sus compañeros “constituyeron ancianos en cada iglesia”.

En (Hechos 20:17-35) leemos lo que Pablo dijo a los ancianos (obispos) de Éfeso. Otros textos hablan de los ancianos (1Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-11).

En las cartas a los tesalonicenses Pablo no emplea los términos ancianos, obispos o pastores, pero sí habla de los que “os presiden en el Señor” y los ancianos son los que deben presidir en las congregaciones. Sin embargo, por algún tiempo las iglesias no tenían ancianos (Hechos 14:22-23), pero sí, un liderazgo responsable.

Los apóstoles y sus compañeros predicaban el evangelio, convertían a la gente, establecían iglesias y los apóstoles impartían los dones espirituales sobre ciertos hermanos.

De esta manera había aun en las iglesias más nuevos profetas y, por eso, Pablo dice a los tesalonicenses, “No menospreciéis las profecías” (1 tesalonicenses 5:20).

Lucas dice que “Judas y Silas eran profetas” (Hechos 15:32). Dice que (Hechos 13:1). También leemos de los compañeros íntimos de Pablo (Hechos 20:4).

Pablo habla de muchos hermanos fieles, activos y responsables en la iglesia.

Dice a los corintios (1 Corintios 16:15),

Este pensamiento es importante. No debemos tratar de disculparnos por no tener ancianos, pero en realidad muchas congregaciones que no tienen ancianos no están desprovistas de maestros calificados, y tales maestros deben ser reconocidos y estimados “por causa de su obra”. Es esencial el liderazgo responsable para que la iglesia lleve a cabo un culto ordenado (1Corintios 14:40), como también para edificarse y madurar espiritualmente. Sin dirección responsable la congregación se corrompe con error doctrinal, no practica la disciplina y se llena de contiendas y disensiones y pronto se destruye.

Pablo pasa de su presentación de la enseñanza profética a la amonestación práctica. Es importante que piense en dos auditorios diferentes al dar su instrucción. Los «hermanos» de (1 Tesalonicenses 5:12) son la comunidad completa de cristianos en Tesalónica.

Ellos deben honrar a sus líderes y vivir en paz entre sí. Los otros «hermanos» son los líderes de la congregación que tienen muchas responsabilidades ante el pueblo para asegurar el crecimiento espiritual de los creyentes y mantener el orden en la iglesia.

El liderazgo de la iglesia puede hacer que el pueblo de Dios glorifique a Cristo y crezca espiritualmente o puede destruir la efectividad del pueblo de Dios. No todas las divisiones y dificultades que enfrenta la Iglesia se deben a falsos maestros que entran en la Iglesia o miembros conflictivos de ella.

Hay veces en que el liderazgo no sigue al Espíritu ni escucha la amonestación de los apóstoles relativa a la forma de guiar al pueblo de Dios (1 Pedro 5:2; 5:3).

Reflexiono y Respondo

1. ¿Quién lo “guía y amonesta / exhorta” en el Señor?

2. ¿Tiene algo que ver con edad o educación?

3.  ¿Escriba los nombres de algunos cristianos que trabajan arduamente, dan buen ejemplo y lo exhorta

4.  ¿Les muestra usted respeto?

5. ¿Qué tipo de discípulos necesitan ayuda especial 1 Tesalonicenses 5:14?

6. ¿Ha sido usted reprendido / exhortado por alguno de estos problemas?

Leemos

Salmos 119:1-176

Desarrollo

Ahora que llegamos a (Salmos 119:1-176), es un salmo extremadamente difícil de exponer, porque cada sección parece ser más o menos independiente de sí mismo, y cada verso, muchas veces, casi independiente dentro de sí mismo. En la biblia hay muchos salmos que se llaman salmos acrósticos porque la primera letra de cada línea es una letra sucesiva del alfabeto hebreo.

Entonces es como un crucigrama en cierto sentido, en el que al escribir, cada línea, que escribirían comenzaría con la letra sucesiva del alfabeto hebreo. Entonces, la primera línea comenzaría con Aleph, la segunda línea comenzaría con Beth. La tercera línea con Gimel y Daleth, y así sucesivamente a través de su alfabeto. Generalmente, esos salmos tenían veintidós versos. Muchos de ellos tenían once versos, pero tenían veintidós líneas. Entonces, cuando los dividimos, o mejor dicho cuando los hombres los dividieron, los dividieron en versos.

Pero hay veintidós líneas. Y así, cada línea sucesiva y algunas con cada verso subsiguiente son letras sucesivas del alfabeto hebreo. Ahora, cada ocho versículos, todas las líneas en los primeros ocho versículos comienzan con la letra hebrea Aleph o A.

En los siguientes ocho versículos, todas las líneas comienzan con la letra hebrea, Beth, B. Todos los versículos del siguiente salmo comienzan con Gimel, y así sucesivamente a lo largo de todo el alfabeto hebreo en este salmo, ocho versículos dedicados a cada letra. Cada verso de los ocho comienza con esa letra.

Ahora bien, un dato curioso, los niños hebreos, al aprender su alfabeto, debían memorizar este salmo. Probablemente sería un poco más fácil para ellos memorizarlo por el hecho de que es un acróstico. Debido a las A y las B y las C. Y sería extremadamente difícil para nosotros memorizarlo porque no tendríamos la misma habilidad para relacionarlo con A y B y C como ellos.

Por eso a este capítulo lo llaman el capítulo más largo en la Biblia. Realmente... los salmos no son capítulos. Son cada uno salmos. Entonces, con eso como trasfondo, saltemos a Salmo 119:1-176.

Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová (Salmos 119:1).

Este es un salmo que está dedicado a la Palabra de Dios. Y en cada versículo, con la excepción de dos, declara algo acerca de la Palabra de Dios.

Y así, a lo largo de todo, encontraremos: "Tu ley", "Tus estatutos", "Tus juicios", "Tus palabras", "Tu verdad", "Tus caminos", todos ellos haciendo referencia a la Palabra de Dios. Con la excepción de solo dos de estos.

Así que al entender este salmo, por supuesto, necesitaremos entender, o necesitaremos subrayar dónde se hace referencia a la Palabra de Dios en cada uno de los pasajes.

Y, por supuesto, en el primer versículo, "los que andan en la ley del Señor". "Inmaculados, los que andan en la ley de Jehová".

Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y los que le buscan de todo corazón. Ellos tampoco cometen iniquidad: andan en sus caminos. Nos has mandado guardar diligentemente tus preceptos.

¡Oh, si mis caminos fueran ordenados para guardar tus estatutos! Entonces no seré avergonzado, cuando respete todos tus mandamientos.

Te alabaré con rectitud de corazón, cuando haya aprendido tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; no me desampares del todo (Salmos 119:2-8).

Entonces, como podemos ver, la ley, los testimonios, los caminos, los preceptos, los estatutos, los mandamientos, los juicios y los estatutos se mencionan en los primeros ocho versículos.

Salmo 119:9

¿Con qué limpiará el joven su camino? (Salmos 119:9) Buena pregunta. ¿Cómo puede un joven mantenerse limpio? ¿Cómo puede limpiar su camino? cuidando de ello, conforme a tu palabra (Salmos 119:9).

Jesús dijo: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado" (Juan 15:3). Encontraremos otro salmo descubierto en el siglo diecinueve, que dice: "Tu palabra, oh Señor, he guardado en mi corazón para no pecar contra ti" (Salmos 119:11).

La Palabra de Dios es el poder de Dios en tu vida contra el pecado. Dios se ha propuesto que escondas Su Palabra en tu corazón. Este es un poder para mantenerte limpio. Es el poder contra las tentaciones. Si alguien viene y se queja es porque está tropezando y cayendo constantemente, eso sucede porque no está lo suficientemente enterado de la Palabra. "¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuidando, cuidando conforme a tu palabra".

Cuando Satanás tentó a Jesús en el desierto y en la montaña alta y en el pináculo del templo, en cada caso Jesús respondió a la tentación de Satanás con: "Escrito está". Usó la Palabra de Dios para responder a todas las tentaciones que el enemigo puso en su camino.

Necesitamos tener en nuestras vidas en todo momento la Palabra de Dios grabada a fuego en nuestros corazones para que podamos resistir cada tentación que Satanás y que nuestra propia concupiscencia lanza en nuestro camino. "¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuidando conforme a tu palabra".

De todo corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos (Salmos 119:10).

El Señor dijo el día que me busquéis de todo vuestro corazón, en aquel día seré hallado por vosotros. Hay muchas personas que buscan a Dios a medias. Dijo Dios "El día que me busques de todo tu corazón".

Y  el salmista respondió: "Con todo mi corazón te he buscado". Tu palabra he guardado en mi corazón, para no pecar contra ti (Salmos 119:11).

Entonces, volviendo con el versículo de (Salmos 119:9) "¿Con qué limpiará el joven su camino? Bueno con la palabra de Dios que este guarde en su corazón, (Salmos 119:12).

Ahora hemos estado tratando mucho con el hombre bendito, y ahora, "Bendito eres Tú, oh SEÑOR".

Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he regocijado en el camino de tus testimonios, como en todas las riquezas (Salmo 119:13-14).

Hay un verso interesante. ¿Qué tan valiosa consideras la Palabra de Dios en tu vida? Aquí él dijo: "Oye, lo estimo tanto como... Me regocijo tanto en él como en las riquezas"- Meditaré en tus preceptos, y respetaré tus caminos. En tus estatutos me deleitaré; no me olvidaré de tu palabra (Salmo 119:15-16).

Ahora entramos en la tercera sección, el Gimel.

Haz bien a tu siervo, para que yo viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de tu ley (Salmo 119:17-18). Oh Dios, abre mis ojos. Abre mi corazón a Tu Palabra. Abre mis ojos para que pueda ver y comprender Tu verdad.

Esta es, creo en mi opinión personal, una buen modelo de oración que debemos recitar siempre, antes, de comenzar a leer las Escrituras, ¿Por qué? bueno, "El hombre natural no puede entender las cosas del Espíritu, ni puede entenderlas, ya que estas se disciernen espiritualmente" (1 Corintios 2:14).

Entonces, si voy a tener algún entendimiento, es importante que Dios nos abra los ojos para que podamos ver la verdad. Para que podamos ser capaz de entender. Para que podamos llegar a esa dimensión espiritual donde realmente pueda comprender.

 

Mucha gente lee la Biblia y dicen: "Yo no, ya sabes. La leí pero no entendí nada. O traté de leerla, pero veras, simplemente no tenía sentido".

Bueno, sí, esto es muy cierto, y es muy lógicamente cierto porque la mente natural del hombre no puede entender. Tienes que tener esa obra del Espíritu Santo al abrir tus ojos. Y a la oración indispensable antes de cada lectura: "Abre mis ojos, para que pueda contemplar las maravillas de tu ley".

Salmos 119:19-24.

Cuántas veces ha pasado que buscamos la Palabra de Dios en busca de consejería. Buscamos la Palabra de Dios en busca de orientación. Queremos que Dios guíe nuestras vidas. Nos dirigimos a la Palabra y la Palabra se convierte en nuestra consejera.

Pasando a la siguiente sección, la dalet.

Salmo 119:25-28.

¡Oh, qué fuerza tan grande es la Palabra de Dios para nuestras vidas! Cuando estamos a punto de rendirnos y darnos la vuelta y hacernos los muertos, la Palabra viene y simplemente es una fortaleza para nosotros.

Salmo 119:29-32.

Ahora, lo interesante de esto es que cada uno de estos versículos están hablando acerca de la Palabra de Dios. Cada uno de ellos, recordemos, comienza con una letra particular del alfabeto. Y realmente, no se está repitiendo. Ahora sería una aventura interesante de nuestra parte tratar de escribir ocho versículos sobre la Palabra de Dios, todos comenzando con la A, y sin repetirla. Y luego escribe ocho más comenzando con la letra B, sobre diferentes aspectos de la Palabra de Dios y que no se repita.

Y repasando el alfabeto, encontraremos que esto es realmente una hazaña notable de este salmo. Como todas estas cosas están escritas sobre la Palabra de Dios, realmente no hay repeticiones, diciendo cosas diferentes sobre la Palabra de Dios

En la siguiente sección, habla de los estatutos.

Enséñame, SEÑOR, el camino de tus estatutos; Lo mantendré hasta el final. Dame entendimiento, guardaré tu ley; Lo observaré con todo mi corazón. Hazme ir por la senda de tus mandamientos; porque en eso me deleito. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos de contemplar la vanidad; y vivifícame conforme a tu camino. Establece tu palabra a tu siervo, que está consagrado a tu reverencia.

Aparta mi oprobio que temo, porque tus juicios son buenos. He aquí, he anhelado tus preceptos: vivifícame en tu justicia (Salmo 119:33-40).

Y luego en la siguiente sección. Podemos observar que el salmista dice, Vengan también a mí, oh SEÑOR, tus misericordias, tu salvación, según tu palabra (Salmo 119:41).

Como podemos apreciar, todo lo antes mencionado sumado a lo que verán a continuación, es gracias al conocimiento de la palabra de Dios, de ahí emana la importancia en ser sabios en sus preceptos y estatutos, así podemos llegar a conocer sobre  la misericordia de Dios y la salvación de Dios, el conocimiento de estas cosas nos llegan a través de la Palabra de Dios. "¿Cómo van a oír, cómo van a creer en quien no han oído?" (Romanos 10:14) Entonces aquí podemos ver la necesidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas, para que conozcamos la misericordia de Dios y la salvación que Dios nos ha provisto.

Y así dentro de la Palabra, encontraremos la respuesta a todos aquellos que traen oprobio a nuestras vidas.

Y no quites completamente de mi boca la palabra de verdad; porque en tus juicios he esperado. Así guardaré tu ley continuamente por los siglos de los siglos. Y andaré en libertad, porque tus preceptos busco. Hablaré de tus testimonios también delante de los reyes, y no me avergonzaré. Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado. Alzaré también mis manos a tus mandamientos, que he amado; y meditaré en tus estatutos (Salmos 119:43-48).

Como podemos apreciar, Tus mandamientos, Tus estatutos, Tus testimonios, Tus preceptos, Tu Palabra, Tus juicios. Todo esto está en esta letra particular del alfabeto hebreo.

Ahora la siguiente sección. La palabra.

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo. Este es mi consuelo en mi aflicción: porque tu palabra me ha dado vida (Salmo 119:49-50).

Así que la Palabra de Dios, el consuelo para nosotros cuando estamos afligidos.

Los soberbios se burlaron mucho de mí; pero yo no me he apartado de tu ley. Me acordé de tus juicios antiguos, oh SEÑOR; y me he consolado. Horror se ha apoderado de mí a causa de los impíos que abandonan tu ley. Tus estatutos han sido mis cánticos en la casa de mi peregrinaje. Me he acordado de tu nombre, oh SEÑOR, en la noche, y he guardado tu ley. Esto tuve, porque guardé tus preceptos

(Salmo 119:51-56). Guardare tu ley. Guardaré tus preceptos que interesante lo que el salmista declara en estas líneas.

Si prestamos un poquito más de atención podemos apreciar que la cosa aún se sigue repitiendo, Tus palabras, Tu Palabra, Tus testimonios, Tus mandamientos, Tu ley, Tus justos juicios, Tus preceptos y Tus estatutos. De todos estos se habla. Y en la siguiente sección, de nuevo, Tu Palabra, Tu mandamiento. (Salmo 119:67),

Antes de ser afligido andaba descarriado; mas ahora he guardado tu palabra (Salmo 119:67).

La Biblia dice: ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Santiago 5:13-15) he aquí algo muy particular que debemos observar es  que se hace una distinción entre la aflicción y las enfermedades.

Se puede decir que las aflicciones son algo que Dios permite que llegué nuestras vidas, no como castigo. Sino más bien como una exigencia para el crecimiento, nuestro crecimiento espiritual y personal, esto seria como una exigencia correccional de Dios en nuestras vidas. Ahora bien, si estoy afligido, el Apóstol Santiago no me dice que llame a los ancianos de la iglesia.  Sino que es algo que debo resolver con Dios. Ya que esto es algo que Dios ha permitido para poder enseñarme. Dios permite las aflicciones, y cuando vienen, entonces debo orar y resolverlo con Dios.

Ahora bien, si estoy enfermo, eso es algo totalmente diferente. Entonces el Apóstol Santiago nos dice que debemos llamar a los ancianos de la iglesia (Ansíanos no significa que sean personas mayores en edad, sino que son personas crecidas en la palara de Dios) y ellos pueden orar por nosotros pidiendo en el nombre del Señor, ungiéndonos con aceite y la palabra dice que “la oración de fe salvará a los enfermos”.

El Señor nos levantará. Pero como podemos apreciar se hace una distinción entre las aflicciones y las enfermedades. En el Nuevo Testamento dice. "Antes de ser afligido andaba descarriado". Así que el propósito de la aflicción es hacernos volver al camino. Se había extraviado, pero ahora he guardado Tu Palabra.

Tú Jehová eres bueno, tú haces el bien:

Enséñame tus estatutos. Los soberbios han forjado una mentira contra mí: pero guardaré tus preceptos con todo mi corazón. Su corazón está como grasa, pero yo me deleito en tu ley. Ahora es bueno para mí que he sido afligido; para aprender tus estatutos (Salmos 119:68-71).

Ahora regresando:

“Antes de ser afligido anduve descarriado”. Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos. Que tremendo concepto, el salmista está dando las gracias a Dios, por el solo hecho de permitir la aflicción en su vida, con el fin de que este aprenda.

Porque mejor es para mí la ley de tu boca que millares de oro o de plata (Salmo 119:72).

La Palabra de Dios es más valiosa para nosotros que todas las riquezas del mundo. Como dice el Apóstol Marcos" ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?" (Marcos 8:36) El valor de la Palabra de Dios en nuestras vidas vale más para mí que todo el oro o la plata.

Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos. Los que te temen se alegrarán cuando me vean; porque he esperado en tu palabra. Yo sé, oh SEÑOR, que tus juicios son rectos, y que en tu fidelidad me has afligido (Salmo 119:73-75).

"Yo Sé, Señor, que Tus juicios son justos y que las aflicciones que tengo fueron justamente la fidelidad de Dios". Dios es tan fiel y bueno conmigo.

Vemos personas que vienen y van, que continuamente se meten en todo tipo de problemas porque estaban jugando. "Todo el mundo lo está haciendo". Pero tú no puedes. Porque verás, en tanto que eres hijo de Dios, Él no te va a dejar salirte con la tuya. Es posible que todos puedan hacer trampa y salir adelante, pero nosotros no podemos. A Dios no se le escapa ni una, el continuamente nos mira y nos aflige si así lo merecemos

Si desobedecemos y hacemos trampa en la vida de seguro que nos van a atrapar. Dios no va a dejar que te las arregles porque eres su hijo. Dios te ama demasiado como para dejarte vivir con esas cosas. Y entonces, "Dios, Tú eres fiel. Cuando me afliges, Señor, porque Tus juicios son justos. Lo que has hecho, Dios, es justo. Con fidelidad me has afligido".

Jehová te ruego, que tu bondad y misericordiosa sea para mi consuelo, según tu palabra a tu siervo. Vengan a mí tus misericordias, para que viva; porque tu ley es mi delicia. Que los soberbios se avergüencen; porque sin causa me han hecho perversidades; mas yo meditaré en tus preceptos. Vuélvanse a mí los que te temen, y los que han conocido tus testimonios. Sea mi corazón sano en tus estatutos; que no me avergüenzo.

Mi alma desfallece por tu salvación, más yo espero en tu palabra. Mis ojos desfallecen por tu palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? Porque me he vuelto como una botella en el humo; pero no me olvido de tus estatutos (Salmo 119:76-83).

Y ahora uno de esos dos versículos en los que no se hace mención a la Palabra.

¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo ejecutarás juicio sobre los que me persiguen? Los soberbios me han cavado fosas que no son conforme a tu ley. Todos tus mandamientos son fieles: injustamente me persiguen; ayúdame. Casi me habías consumido sobre la tierra; pero no dejé tus preceptos. Vivifícame según tu misericordia; así guardaré tu testimonio el testimonio de tu boca (Salmo 119:84-88).

Luego el versículo (Salmo 119:89)

Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos (Salmo 119:89).

No tenemos nada más permanente que la Palabra de Dios. Nuestras casas no son permanentes en absoluto. Las veredas, las callas, el asfalto no son para nada permanentes. Incluso esta tierra no es permanente. El sol no es permanente. Algún día se convertirá en una supernova y se tragara todo a su alrededor incluido este planeta. Jesús dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra nunca pasará" (Mateo 24:35).

Una cosa que Dios ha establecido para siempre es Su Palabra. "Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos".

Por eso es tan erróneo que hablemos de la Palabra de Dios aplicándose a una cultura en particular. "Oh, escribieron de acuerdo con la comprensión de su propia cultura de aquellos tiempos". Y es por eso que es tan malo para nosotros desafiar la Palabra de Dios o buscar cambiar la Palabra de Dios porque Dios ha establecido Su Palabra para siempre en el cielo. Es algo que... Dios lo dijo; eso lo resuelve todo. No hay dudas de ello.

No hay discusión de ello. No hay desafío de ello. Es la Palabra de Dios. Está establecida para siempre en el cielo. No cambia con las costumbres de una sociedad. Los mandamientos y las leyes de Dios no cambian porque las costumbres de nuestra sociedad hayan cambiado.

La verdad de Dios es absoluta. La ley de Dios es absoluta. No es relativo a una situación. No es relativo a una sociedad. No es relativo a las costumbres de una sociedad. Dios ha establecido la ley absoluta.

Su Palabra está para siempre establecida en los cielos. Si te encuentras discutiendo con la Palabra, estás equivocado. La Palabra de Dios es un tema resuelto.

Tu fidelidad es por todas las generaciones: tú estableciste la tierra, y permanece. Continúan este día según tus ordenanzas (Salmo 119:90-91)

Esto quiere decir, que tanto la tierra y todo lo creado continúa conforme a las ordenanzas que Dios ha establecido desde el principio. Porque todos son tus siervos (Salmo 119:91). El universo entero le sirve. Si tu ley no hubiera sido mi delicia, entonces habría perecido en mi aflicción (Salmo 119:92). Hubiera sido aniquilado a menos que Tu ley estuviera allí. Nunca me olvidaré de tus preceptos, porque con ellos me diste vida. Tuyo soy, sálvame; porque he buscado tus preceptos. Los impíos me han esperado para destruirme: pero tus testimonios consideraré. He visto el fin de toda perfección: pero tu mandamiento es muy amplio. “Cuánto amo” ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! es mi meditación todo el día (Salmo 119:93-97).

Que hermoso ¿no? “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová esta su delicia y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:1-2).

Con tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque mis enemigos siempre están conmigo (Salmo 119:98).

Nunca escaparás de los enemigos mientras vivas en esta tierra. Pero hoy Tengo más entendimiento que todos mis maestros: porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los antiguos, porque guardo tus preceptos. Aparté mis pies de todo mal camino, para guardar tu palabra. No me he apartado de tus juicios, porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡sí, más dulce que la miel para mi boca!.

Por tus preceptos adquiero entendimiento; por eso aborrezco todo camino de mentira (Salmo 119:99-104).

Ahora, aquí como podemos apreciar el salmista está declarando: "Tengo más entendimiento que mis maestros. Soy más sabio que los antiguos". ¿Por qué?,  Bueno por la Palabra de Dios. Entender la Palabra de Dios es tener verdadero conocimiento. La verdad inmutable de Dios. Qué sabiduría Que entendimiento nos proporcionan a nuestras vidas.

Lámpara es a mis pies tu palabra, es lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).

Es la guía para mi vida. He jurado, y lo cumpliré, guardaré tus justos juicios. Estoy muy afligido: dame vida, oh SEÑOR, conforme a tu palabra. Acepta, te ruego, la ofrenda voluntaria de mi boca, oh SEÑOR, y enséñame tus juicios. Mi alma está continuamente en mi mano, pero no me olvido de tu ley.

Los impíos me han tendido lazo; que no me han desviado de tus preceptos. Tus testimonios he tomado por heredad para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos siempre, hasta el fin.

Aborrezco los pensamientos vanos, pero amo tu ley. Tú eres mi escondite y mi escudo: espero en tu palabra.

Apartaos de mí, malhechores, porque guardaré los mandamientos de mi Dios (Salmo 119:106-115).

Como podemos apreciar estamos frente es una buena escritura para que la tengas a la mano cada vez que recibas una invitación a algunas de las fiestas y algunos de los eventos que están ocurriendo alrededor. Sólo recuerda (Salmo 119:115), "Apartaos de mí, malhechores, porque yo guardaré los mandamientos de mi Dios".

Susténtame conforme a tu palabra, y viviré, y no me avergüences de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo; y guardaré siempre tus estatutos. Porque hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, porque su engaño es mentira. Tú quitas como escoria a todos los impíos de la tierra; por eso amo tus testimonios. Mi carne tiembla de miedo tuyo; y tengo miedo de tus juicios. He hecho juicio y justicia: no me dejéis en manos de mis opresores. Sé fiador por tu siervo para bien, y no me opriman los soberbios. Mis ojos desfallecen por tu salvación, y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia, enséñame tus estatutos. Soy tu sirviente; dame entendimiento, para que conozca tus testimonios. Es hora de que actúes, oh SEÑOR, porque han invalidado tu ley (Salmo 119:116-126).

"Tiempo, oh Dios, para que Tú trabajes". Miro al mundo de hoy y veo cómo han invalidado la ley de Dios. Veo como en nuestra nación han invalidado la ley de Dios. Es hora de que Dios actúe. Y Dios va a trabajar. Y eso muy pronto. Por eso amo tus mandamientos más que el oro; sí, por encima del oro fino. Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas; y aborrezco todo camino falso, y este es un pensamiento propio, si la iglesia de Dios no está unida en un mismo sentir, un una misma meta, difícil será que Dios nos ayude a crecer. (Salmo 119:127-128).

Estimo que todo precepto de Dios es justo.

Maravillosos son tus testimonios; por eso los guarda mi alma. La exposición de tus palabras alumbra; da entendimiento a los simples (Salmo 119:129-130). La entrada de la Palabra de Dios trae luz a los que están en tinieblas. Entendimiento a esos simples entendimientos. Abrí mi boca, y suspiré, porque anhelaba tus mandamientos (Salmo 119:131).

"Anhelo tus mandamientos, Dios". El rey David dijo: “Como el ciervo tiene sed de las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Salmo 42:1). Sólo jadeando por el Señor. Mírame a mí y ten misericordia de mí, como solías hacerlo con los que aman tu nombre (Salmo 119:132).

Otro que no menciona la Palabra de Dios.

Ordena mis pasos con tu palabra: que ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Líbrame de la opresión del hombre, y guardaré tus preceptos. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; enséñame tus estatutos. Ríos de agua corren por mis ojos, porque no guardan tu ley (Salmo 119:133-136).

El dolor que sintió por la desobediencia a la ley de Dios por parte del pueblo.

Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos tus juicios. Tus testimonios que has mandado son justos y muy fieles. Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos han olvidado tus palabras. Muy pura es tu palabra: por eso la ama tu siervo. Soy pequeño y despreciado, pero no me olvido de tus preceptos. Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad. Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos son mis delicias.

La justicia de tus testimonios es eterna: dame entendimiento, y viviré. Lloré con todo mi corazón; escúchame, oh SEÑOR: guardaré tus estatutos. A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios. Impedí el alba de la mañana, y clamé: En tu palabra esperé. Mis ojos previenen las vigilias de la noche, para que pueda meditar en tu palabra. Oye mi voz conforme a tu misericordia: Oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu juicio.

Se acercan los que siguen al mal: lejos están de tu ley. Cercano estás, oh SEÑOR; y todos tus mandamientos son verdad. En cuanto a tus testimonios, desde antiguo he sabido que tú los fundaste para siempre

(Salmo 119:137-152).

Así que están establecidos para siempre y han sido fundados para siempre. La Palabra de Dios es... es para siempre. Siempre lo ha sido y siempre lo será.

Considera mi aflicción, y líbrame, porque no me olvido de tu ley. Aboga por mi causa, líbrame; vivifícame conforme a tu palabra.

Lejos está de los impíos la salvación, Porque no buscan tus estatutos.

Grandes son tus misericordias, oh SEÑOR: vivifícame conforme a tus juicios. Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; sin embargo, no declino tus testimonios. Vi a los transgresores, me entristecí; porque no guardaron tu palabra.

Considera cuánto amo tus preceptos: vivifícame, oh SEÑOR, conforme a tu misericordia. Tu palabra es verdadera desde el principio, y cada uno de tus justos juicios permanece para siempre. Los príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón está atemorizado por tu palabra. Me regocijo en tu palabra, como quien haya muchos despojos (Salmo 119:153-162).

Oh, el regocijo, ¿Alguna vez te has regocijado por la Palabra de Dios? Yo en lo particular emociono tanto cuando leo la Palabra de Dios. A veces me encuentro con una promesa o un pasaje de las Escrituras y el Espíritu Santo simplemente me lo abre y me regocijo. Grito de alegría. Cuando Dios parece abrir la Palabra a mi corazón. Es como si hubiera encontrado un tesoro o algo así. Solo el glorioso regocijo es algo que siempre me emociona cuando el Espíritu de Dios simplemente abre una escritura en mi corazón. Esto me da una nueva perspectiva, una nueva comprensión de su profundidad de todo.

Aborrezco y aborrezco la mentira, pero amo tu ley. Siete veces al día te alabo, a causa de tus justos juicios. Mucha paz tienen los que aman tu ley (Salmo 119:163-165):

Lee ese. Subraya ese. "Mucha paz tienen los que aman tu ley".

Y nada los escandalizará. SEÑOR, en tu salvación he esperado, y cumplido tus mandamientos. Mi alma ha guardado tus testimonios; Los amo en sobremanera. Tus preceptos y tus testimonios he guardado, porque todos mis caminos están delante de ti. Llegue mi clamor delante de ti, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegue mi súplica delante de ti; líbrame conforme a tu palabra. Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñas tus estatutos.

Mi lengua hablará de tu palabra, porque todos tus mandamientos son justos. Que tu mano me ayude; porque he escogido tus preceptos. He anhelado tu salvación, oh SEÑOR; y tu ley es mi delicia. Viva mi alma, y ​​te alabará; y que tus juicios me ayuden. Me he descarriado como oveja descarriada: busca a tu siervo; porque no me olvido de tus mandamientos (Salmo 119:165-176).

Seguramente tenía mucho que decir acerca de la Palabra de Dios.

Hay una historia interesante sobre el salmo ciento diecinueve que sucedió en Inglaterra. Había un obispo que estaba a punto de ser ejecutado porque su patrón había caído en desgracia con el gobierno y había sido ejecutado, y el obispo estaba esperando en la horca. Y según la ley británica, tenía derecho a pedir que se cantara un salmo. Y así, el sabio obispo pidió el salmo ciento diecinueve.

Y debido a que era la ley de la tierra, comenzaron a cantar el salmo ciento diecinueve ante la horca, antes de que lo colgaran en la horca, y aproximadamente a la mitad del salmo, llegó su perdón. Y así, fue indultado y faltó a su cita en la horca. Si hubiera elegido otra cosa habría sido eliminado. Pero el señor le dio la palabra justa en el momento justo

Eso realmente sucedió. En Spurgeon, y hoy día en la actualidad, en su Tesoro de los Salmos, hablan de eso al comienzo del salmo ciento diecinueve. Y nombran al obispo y demás personas cuyas vidas fueron realmente salvadas por su elección de este salmo para ser cantado antes de su ejecución en la horca.

Ahora luego de estas extensas 10 paginas, de seguro ya están casados de leer, a más de uno seguro le arde la vista, pero tranquilos no pasa nada es solo cuestión de costumbre.

Que el Señor siempre este con ustedes y que los mantenga en Su amor y gracia, cuidándolos, guiándolos, protegiéndolos durante esta semana.

Que seáis enriquecidos en Cristo Jesús en todas las cosas. Y que tu comprensión del amor de Dios se incremente día tras día a medida que comienzas a sondear en la profundidad de la palabra de Dios.

Es mi gran anhelo que comiencen a experimentar la altura del amor, la gracia y las misericordias de Dios hacia ti a través de Jesús nuestro Señor. "

Hasta la semana que viene, saludos.

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